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 "LA DOLOROSA" Y SU PROCESO DE RESTAURACIÓN 02/2023

Virgen Dolorosa. Obra anónima realizada entre finales del S XVII y principios del S XVIII

La Virgen Dolorosa (muestra lágrimas en el rostro) es una obra anónima de la iglesia de San Europio (finales del S XVII - principios del S XVIII). Se encontraba muy deteriorada y presentaba daños en lienzo, bastidor y marco. Tras un minucioso trabajo de restauración realizado por Arancha y Félix; el lienzo fue entregado a la parroquia el 15/02/2023 y afortunadamente se ha podido recuperar en toda su plenitud junto con el marco, que se ha consolidado con resina y se ha sometido a tratamiento de carcoma.

 

Descripción de los trabajos de restauración

 

El lienzo estaba roto, el bastidor deformado por ataque de xilófagos y parte de la pintura desprendida por la humedad. Lo primero que se hizo fue quitar el marco y separarlo del lienzo. Antes de separar el lienzo del bastidor se empapeló con papel japonés y con cola de conejo para fijar la pintura. De esta forma el papel queda adherido a la tela y a la pintura.  Por medio de calor controlado la cola se va diluyendo y traspasa la pintura, lo que hace que esta vuelva a pegarse a la tela. Realizada esta operación, se separó el lienzo del bastidor sin quitar el papel. Se comenzó a trabajar el reverso de la tela, donde se observaron restos de humedad y de excrementos de pájaros. Aparecieron en el reverso pinceladas del autor que se han respetado porque forman parte de la documentación de la obra. Esto era algo común en la época porque en lugar de limpiar los pinceles en un trapo lo hacían pintando por detrás del lienzo.

 

En el soporte todos los bordes se encontraban rotos pero para respetar las pinceladas traseras no se realizó un reentelado completo del lienzo sino que solamente se reforzaron los bordes con tela (lino tratado de las mismas características que el original) que dan resistencia para evitar que se rasgue el lienzo con el nuevo bastidor de madera. Una vez asegurado el reverso de la obra se volvió a trabajar la cara principal del lienzo y se eliminó el empapelado con humedad controlada. Despejado el papel, quedó a la vista la imagen y comenzaron diferentes limpiezas; la primera la del polvo, para recuperar la pintura oculta por la suciedad. Posteriormente se hizo una limpieza más exhaustiva en algunas zonas con disolventes no agresivos para poder eliminar el barniz oxidado que ya amarilleaba, sin llegar a eliminarlo todo. Eliminado el barniz, se limpió a fondo la tela y se estucó en las zonas donde faltaba pintura. La preparación del cuadro no es blanca, sino que es de una arcilla roja. Para la restauración se utilizó el mismo tipo de arcilla roja que en el original, con la finalidad de estucar y aplicar el color encima. El color se le aplicó con acuarela. Si alguien quisiera conocer cómo era la parte original en óleo de la obra, simplemente limpiando la acuarela se podría apreciar. Con una luz ámbar en la oscuridad o con infrarrojos, se podría apreciar perfectamente la parte original de la parte restaurada.

 

Por una parte se encuentra la labor de conservación con la reparación de la tela y por otra la parte de restauración que es todo aquello que el restaurador añade: el estucado y el completado de la imagen con color para que visualmente aparezca todo unificado. La restauración se realizó con la técnica del rigatino aplicando rayas muy finas verticales y paralelas de colores puros que, a cierta distancia, no se distinguen. Finalmente se aplicó una capa de protección a todo el cuadro con una resina natural, para proteger la acuarela de la humedad. El cuadro deberá aclimatarse a la temperatura y humedad de la iglesia, puesto que las condiciones son diferentes a las del taller de restauración. Pasado este tiempo de aclimatación el lienzo se destensará y habrá que tensar con las cuñas que hay en la parte trasera. 

 

En la obra se han respetado los "arrepentimientos" en las cuentas del collar, porque forman parte de la obra al tratarse de rectificaciones del autor que salen a la luz con el paso del tiempo. Se data la obra entre finales del S XVII y principios del S XVIII por la preparación roja del lienzo, algo que era frecuente en esta época. Con la preparación blanca era más difícil oscurecer. La preparación roja, se empleaba para buscar el claroscuro y se aprovechaba para ahorrar pintura (sirve para dar color al cortinaje). Este tipo de preparación es más porosa que la blanca y se adapta mejor a la temperatura que debe soportar la pintura. Como curiosidad hay que comentar que el cuadro original era más pequeño y tenía una tira de madera en la parte superior, como si se tratase de una marialuisa. No era porque le faltara tela; la tenía recogida por detrás del lienzo. Al estirar la tela la obra retomó su medida original.