la iglesia

La iglesia de San Eutropio presenta varios estilos arquitectónicos, debido a los diferentes periodos que abarcó su construcción. Aunque predomina el estilo gótico-renacentista o gótico tardío; también presenta una clara influencia herreriana o escurialense impuesta por Felipe II; caracterizada por la ausencia de decoración y el predominio de las líneas rectas y austeras para lograr la solemnidad en el conjunto.

 

La iglesia primitiva de El Espinar se quemó en 1542-1543, pero sus restos se vuelven a utilizar para la nueva construcción. De la antigua iglesia solo quedan algunos vestigios. La torre es antigua, del siglo XIII o XIV y por este motivo su eje se encuentra desviado respecto al de la actual iglesia presentando además arcos apuntados. El cerramiento oeste de la nave es también anterior al edificio del XVI. La cabecera y el crucero son de estilo gótico, al igual que la antigua sacristía que es la que precede a la actual que es del siglo XVIII.

 

Las obras iniciales se atribuyen a Juan de Minjares, constructor que trabajaba entre Toledo y El Escorial. Según parece fue Rodrigo Gil de Hontañón, el gran arquitecto del momento (catedral de Segovia, Villacastín, Vegas de Matute) quien diseñó la cabecera y el crucero. El cuerpo de la nave se reforma a finales del XVI para ajustarlo a la forma y tamaño de la cabecera y gana altura con respecto a la primitiva al cabalgar sobre ella. El espacio que hay entre los contrafuertes se cierra y se convierte en capillas entre 1585 y 1593. Las bóvedas son de cañón, de ladrillo y los arcos fajones de granito. Las campanas mayores se entregaron en 1556, el retablo mayor se realiza entre 1565 y 1583. La iglesia actual es el resultado de varias actuaciones que responden a las necesidades concretas desde el siglo XVI hasta nuestros días, pero la mayoría de las reformas se realizaron durante la segunda mitad del siglo XVI.

Vista aérea de la iglesia desde la ventanilla de la cortina


La FACHADA Y PORTADA SUR

 

Las obras en la parte Sur de la iglesia se finalizaron durante los siglos XVII y XVIII con la construcción de la sacristía y la portada barroca.  El escudo de armas sostenido por leones en la portada es obra de Thomas de Gorgollo (1724).

 

La reconstrucción y mejora de la iglesia se realiza elevando la nave a mayor altura que la original, construyendo un corredor entre los contrafuertes románicos para conseguir una mayor grandiosidad del templo. Esto otorga una mayor solidez arquitectónica y permite la construcción de capillas en los huecos que quedan.

 

Durante el siglo XX se realizan obras de mantenimiento y mejora. En 1945 se reconstruye el chapitel de la torre; en 1953 se restaura la portada barroca y se traslada el órgano al coro y en 1990 se restaura el altar mayor. 

Corredor de la fachada Sur, sobre los contrafuertes románicos

Fachada Sur

la fachada y portada norte

                             San Eutropio


Fachada Norte

El retablo Mayor y las Pinturas

 

El retablo mayor del monasterio del Escorial ejerció gran influencia en la provincia de Segovia. En los pueblos de Segovia no se desvían de la tradición española de la madera policromada, pero sin embargo si que imitan la estructura arquitectónica, el orden y la simetría en la ordenación, el equilibrio de verticales y horizontales.

 

Los contratos de las obras para los retablos se hacían ante notario y se llamaban “ajustes”. Para la mazonería y talla de los retablos de El Espinar se contrataron a especialistas en ensamblaje, talla y escultura. La talla se hizo con madera de pino mayormente en los talleres que los artistas tenían en Segovia; las piezas se transportaban en carros y en animales conducidos por arrieros. Se envolvían los distintos elementos del retablo con telas o con papel y se ataban con cuerdas. Entregadas las piezas el maestro ensamblador y sus oficiales asentaban el retablo. Mientras duraban los trabajos de montaje el maestro y sus oficiales  recibían de la parroquia de San Eutropio comida, bebida, posada y cuidado para sus caballerías.

 

La cabecera de la iglesia es reconstruida a mediados del siglo XVI y el retablo se encarga en 1565 a Francisco Giralte, discípulo de Berruguete. La cuarta parte del trabajo la realiza Juan Manzano. La escultura del retablo se finaliza en 1573.

 

El retablo tiene varios cuerpos y entre ellos hay frisos decorados que sirven de base para la arquitectura del retablo. La organización es vertical y sobre ellos se sitúa el ático, elemento que es una prolongación de la calle central y que está ocupado por un Calvario. En los extremos de los laterales aparecen los guardapolvos. Francisco de Prado realizó el monumento y marco del Santo Cristo (1702). En la tabla central aparece una talla de San Eutropio, obra de Juan Sánchez (1615). Está configurado en tres calles y tiene líneas clásicas con adornos platerescos. El tabernáculo para el altar mayor lo realiza Juan de Castillo en 1773. Los retablos colaterales son barrocos con clara influencia churrigueresca.

 

Primero se preparaba la madera tapando grietas y eliminando las imperfecciones resultantes de la talla; después se aplicaban varias capas de yeso y colas animales que se lijaban y pulían. Sobre la última capa de yeso perfectamente pulida, se aplicaba el “bol” que era una mezcla de colas con tierra roja muy fina que había que volver a pulir. Si se disponía de dinero, el retablo se doraba nada más concluirlo, pero a veces había que esperar años hasta poder acometer los trabajos. La fama de los maestros doradores segovianos fue importante, durante los siglos XVI, XVII y XVIII fue importante. Para dorar el dorado se montaban los andamios en la iglesia y el dorador efectuaba allí su trabajo utilizando losas de moler, piedras de bruñir, colores, papeles, libros, martillos, limas y barrenos. 

 

No solamente doraban; también pintaban retablos, tabernáculos, esculturas, púlpitos, rejas y el adorno de techos y paredes de las capillas. Un ejemplo destacable de esta polivalencia es Santos Pedril, discípulo de Sánchez Coello, que en 1576 se declaraba vecino de Medina del Campo y estante en el Espinar, mientras realizó los trabajos de estofado en la iglesia de San Eutropio.

 

Una vez preparada la superficie se colocaban las hojas de pan de oro para volver a pulir de nuevo. Realizada esta tarea se hacía el “estofado” que consistía en pintar sobre el oro, el resultado era similar al de algunas sedas que se decoraban con “estofas”. La “tempera” era el aglutinante de huevo y colas animales que hacía posible diluir los pigmentos y aplicarlos con pincel. La excelente labor de dorado la realiza Santos Pedril, dándose por terminada en 1577.

 

 



La pintura de las tablas del retablo de la iglesia de El Espinar se saca a subasta y se adjudica a Alonso Sánchez Coello en 1574. El contrato pretendía asegurar que el maestro pintase algunas de las tablas y que vigilase el dorado y estofado del retablo, por lo que posiblemente residiese durante un tiempo en la propia villa.

 

Sánchez Coello se formó en Portugal bajo el patrocinio de la reina doña Juana, hermana de Felipe II, y hacia 1550 pasa a Flandes y se forma con Antonio Moro. Presentado por doña Juana a Felipe II, sirvió al rey como retratista de corte durante más de treinta años (1555-1588).

 

Sus imágenes son serenas y distantes; tienen influencia de Tiziano y un estilo preciso que nos recuerda a su maestro, Moro. Además del retablo de la iglesia de El Espinar (Segovia) pintó el retablo de la iglesia de Colmenar Viejo (Madrid); posiblemente con algún ayudante. Sabemos poco de su taller; solo se conoce el nombre de un aprendiz, Pedro de Mata. Más tarde es posible que le ayudaran su hija Isabel, Jerónimo Sánchez y quizás el famoso miniaturista Felipe de Liaño. 

 

El conjunto lo preside un medallón con Dios Padre sobre el ático. Bajo él la Crucifixión con la Virgen y San Juan. A la izquierda la Justicia junto a San Miguel Arcángel y La Prudencia con San Zoilo a la derecha. Bajo estas figuras se sitúan San Gabriel y un Santo Obispo a la izquierda y la Virgen y un santo fraile a la derecha. Ambos laterales componen una Anunciación a ambos lados de la Crucifixión. Junto a esta Anunciación aparecen dos tablas pintadas en las que figuran los evangelistas: San Lucas y San Marcos a la izquierda y San Mateo y San Juan a la derecha.

 

Las imágenes del tercer cuerpo son de izquierda a derecha: Santa Catalina, La Asunción pintada, otra Asunción esculpida, Pentecostés pintada y Santa Bárbara esculpida.

 

Las imágenes del segundo cuerpo son: San Francisco de Asís, la Presentación en el Templo pintada, San Eutropio en el centro, la Resurrección pintada y San Antonio de Padua esculpido.

 

Las imágenes del primer cuerpo son: Santa Lucía y Adán a la izquierda y San Juan Bautista en la primera calle; la Adoración de los pastores que forma conjunto con la de los Reyes y la quinta calle que nos muestra a San Sebastián y el plinto de ese lado a Eva y a María Magdalena.

 

Bajo este conjunto nos situamos en la predela que se divide en dos mitades. En los laterales de la superior:  Jacob, Daniel y Jonás a los que siguen Santo Tomás, San Bartolomé y San Matías. San Gregorio y San Jerónimo pintados y separados del sagrario por el basamento de una columna donde se han tallado a San Mateo, Santiago el Mayor y San Pedro. Al lado derecho del sagrario encontramos tallados en la columna de este lado a San Pablo, San Felipe y Santiago el Menor. La pintura de San Agustín y San Ambrosio forma pareja con la pintura del otro lado y la siguen las tallas de San Simón, San Juan Evangelista y San Judas Tadeo. En el lateral aparecen las tallas de Moisés, de un profeta y una figura femenina no identificada. El conjunto se finaliza con ángeles en casi todas las columnas, motivos florales, guirnaldas y amorcillos.


EL EXPOSITOR

 

La antigua existencia del expositor en la iglesia de San Eutropio se encuentra documentada. El actual expositor es una reproducción del modelo que se encargó en 1773 para la calle central del banco del retablo mayor. Custodia, sagrario o tabernáculo vienen a tener el mismo significado. La custodia se colocaba en el banco de los retablos y tenía tanta importancia que se detallaba siempre en los contratos de construcción. Antes del Concilio de Trento (1545-1563), la mayoría de los retablos con contaban con sagrario; lo habitual era que las Sagradas Formas se custodiasen en una urna construida para ello, independientemente del retablo. A lo largo del siglo XVI ya aparecen sagrarios en los bancos de los retablos, decorados con temas como la Sagrada Cena, la Resurrección, San Juan Bautista...

 

LA SILLERÍA DEL CORO

La sillería del coro y la caja del órgano son obra del escultor Mateo Escobedo y se realizaron en 1716. Inicialmente la sillería del coro no tenía la ubicación actual, a ambos lados del retablo mayor. La sillería se encontraba en el crucero, frente al retablo de San José, debajo del órgano, que también cambiaría de situación y sería trasladado al coro. El facistol se situaba en el centro para que desde la sillería se leyeran los libros de cantos durante la liturgia. Los asientos se encuentran separados por apoyabrazos y sobresale de ellos un respaldo alto, baldaquino o dosel.

La sillería tenía siempre un orden jerárquico. Se observa el asiento más elevado con una decoración más ornamentada; que se reservaba para el obispo, el abad o el clérigo con mayor rango.

Los retablos COlaterales

En el crucero, en los paños de pared con el Presbiterio encontramos dos retablos barrocos del año 1702. Cada uno de los retablos tiene un banco y un sagrario. Aparecen cuatro grandes ménsulas con decoración vegetal y cabezas de ángeles como base de las columnas salomónicas que forman el cuerpo principal.  Sobre las columnas aparece la vid, un friso que sostiene una cornisa arqueada que permite al retablo enlazar con el ático. En el ático, un lienzo enmarcado por pilastras y el frontón con elementos arquitectónicos que otorgan a la talla un gran protagonismo. Tanto el retablo de San José como el de San Miguel son obra de Eugenio de la Cruz y se tallaron en 1702.

EL RETABLO DE SAN MIGUEL ARCANGEL

 

El retablo dedicado al arcángel San Miguel se encuentra a la derecha en el crucero. San Miguel aparece con las alas abiertas y sus ropas transmiten aire y movimiento a la escultura. Viste de guerrero con coraza y con la espada flamígera en alto, simboliza la ruptura entre el Paraíso como reino del Amor y la Tierra, como mundo del pecado con el diablo a sus pies. En el retablo  se representa la Inmaculada Concepción sobre la media luna que representa la eternidad sobre lo mudable y transitorio.

Retablo de San Miguel

EL RETABLO DE SAN JOSÉ

 

A la izquierda del crucero se encuentra el retablo de San José; su cofradía se crea en 1671. En la mano izquierda lleva una vara con azucenas, y con la mano derecha sostiene al Niño Jesús. En el lienzo del ático aparece un Nacimiento. En 1703 se doraron los dos retablos, el trabajo duró 5 meses y se emplearon 498 panes de oro.

Retablo de San José

RETABLOS DE LAS CAPILLAS LATERALES

 

Entre los años 1696 y 1697 se construyeron dos retablos idénticos en las capillas gemelas. El dorado se realizó en 1697 al finalizar la talla. Presentan en el  banco bases con cabezas de ángeles y alas cruzadas, todo ello dorado al igual que las columnas; la puerta del sagrario tiene pintado un cáliz con la sagrada forma. En el cuerpo principal y flanqueando las imágenes, hay dos columnas salomónicas. El ático se remata con arco de medio punto que se adorna con un grupo de hojas. En la capilla de la izquierda encontramos el retablo de San Blas, patrono del gremio de los sastres. Esta cofradía incluía también a tejedores, bataneros, tintoreros y a todos aquellos que tenían  relación con la fabricación y confección de paños. Enfrente, está la capilla y retablo de Nuestra Señora del Rosario, con una talla bien estofada, con corona plateada; es una imagen valiosa del siglo XVI.

 

RETABLO DEL SEPULCRO

 

En la capilla de la izquierda y aprovechando el rehundimiento de un arco que hay en el muro de la derecha, se realizó entre 1730 y 1733 el retablo del Sepulcro. Se trata de un pequeño retablo en forma de hornacina que alberga un Cristo yacente dentro de una urna de cristal. Dos estípites redondos adornados con guirnaldas de flores y telas soportan el remate decorado con elementos vegetales.  En 1757 Lorenzo Villa y Francisco Sánchez Gutiérrez, doradores vecinos de Segovia, doran, adornan y jaspean en verde los lisos del retablo. 

 

Retablo del Sepulcro

Retablo de San Eutropio

RETABLO DE LA VIRGEN DEL CARMEN

 

En la capilla de la Virgen del Rosario encontramos un pequeño retablo de la Virgen del Carmen, con dos columnas salomónicas rematadas por hojas y ángeles dorados.  Se realiza en 1702.

Retablo de la Virgen del Carmen

CAPILLA DE LA VIRGEN DEL ROSARIO

 

Capilla de la Virgen del Rosario

RETABLOS DE LAS CAPILLAS EN LA NAVE CENTRAL

 

La nave central tiene a ambos lados dos capillas en hornacina que presentan dos retablos iguales adaptados perfectamente al hueco. Se le encargan en el año 1706 al ensamblador Francisco de Prado, que los transporta desde Segovia y los asienta . Son de un solo cuerpo, con dos columnas salomónicas. En el ático hay adornos de hojarasca. Se conservan restos de pintura en el intradós del arco de la capilla. En la capilla de la derecha encontramos a San Antonio Abad. La cofradía de los arrieros, de la que era patrón,  existía ya en 1675. La imagen de San Antonio es una talla barroca de buena factura. El retablo es obra de Francisco de Prado y se talló en 1706. 

 

 

Capilla en hornacina de San Antonio Abad

En la capilla de la izquierda tenemos una imagen de María Inmaculada; talla barroca, estofada con el manto dorado y azul. En principio, este retablo se dedicó a San Blas.  En 1716, Tomás de Campoo realizó los pedestales que sirven de cajones en los retablos de la Inmaculada y San Antonio Abad. El retablo es obra de Francisco de Prado y se talló en 1706. 

Capilla en hornacina de María Inmaculada

RETABLILLO DE LA VIRGEN

 

Justo en frente del púlpito y adosado a un pilar, encontramos un pequeño retablo para venerar a una pequeña imagen de la Inmaculada. Las bases, capiteles, remates y cornisa se decoran con cabezas de ángeles. Los netos s jaspean en verde, los ángeles encarnados y la talla dorada. En 1757, a Lorenzo Villa y Francisco Sánchez Gutiérrez, se les encargó el adorno del retablo. Se cree que la imagen actual procede de la ermita de Nuestra Señora de La Losa, hoy derruida. Anteriormente hubo en el mismo lugar una escultura del Niño Jesús de Praga.

Retablillo de La Inmaculada

NIÑO JESÚS DE PRAGA

 

La devoción al Niño Jesús de Praga comienza a principios del S XVII.  La estatua era de madera recubierta de cera, de 48 cm. El Niño se encuentra de pié, bendiciendo; con la mano izquierda sostiene un globo dorado que representa la Tierra.

 

Niño Jesús de Praga